Desde hace un par de años habitualmente hemos escuchado o visto conductas en nuestras salas de clase, que popularmente se asocian con el déficit Atencional y principalmente asociado con la hiperactividad.
Sin embargo, en nuestro rol actual en el sistema educacional y en una sociedad donde el conocimiento y la información es parte de nuestras vidas, es necesario revisar este trastorno desde las conceptualizaciones.
En una primera instancia, debemos realizar una mirada histórica. Así, el año 1966 Clement introdujó el término " disfunción cerebral mínima,
para hacer referencia a algunos desfases del desarrollo psicomotor con
alteraciones conductuales o fenómenos deficitarios en el rendimiento
académico de algunos alumnos particulares", donde se reconoció un componente orgánico. Desde esta etapa muchos profesionales han tratado definir el Déficit Atencional.
En la actualidad en el DSM IV- TR ( Manual estadístico y diagnóstico psiquiatrico ) y en la Clasificación de los Trastornos Mentales de la Organización Mundial de la Salud ( CIE-10) existen algunos criterios de diagnóstico para evaluar dicho trastorno. Sin especificar en cada uno de ellos, podemos observar ciertas caracteristícas:
Si consideramos sólo las características de los estudiantes con falta de
atención encontramos las siguientes:
-Frecuentemente falla en dar atención cercana a detalles o comete errores por
no fijarse en trabajos de la escuela o en otras actividades.
-Frecuentemente tiene dificultades en mantener la atención en trabajos o en
otras actividades.
-Frecuentemente parece no escuchar cuando se le habla.
-Frecuentemente no sigue las instrucciones o falla en terminar las cosas.
-Frecuentemente tiene dificultad en organizarse.
-Frecuentemente evita situaciones que implican mantener un nivel constante
de esfuerzo mental.
-Frecuentemente pierde cosas y se distrae con estímulos externos.
-Frecuentemente es olvidadizo de actividades diarias.
Mientras que cuando se asocia a hiperactividad e impulsividad podemos
encontrar además las siguientes características:
-Frecuentemente está inquieto con las manos o los pies o no puede quedarse
sentado por mucho tiempo.
-Frecuentemente se levanta de su lugar en clases.
-Frecuentemente está activo en situaciones en que es inapropiado.
-Frecuentemente tiene dificultad en hacer cosas en forma tranquila.
-Frecuentemente habla en forma excesiva.
-Frecuentemente responde antes de que la otra persona termine.
-Frecuentemente tiene dificultad en esperar su turno e interrumpe
conversaciones o las clases.
Es importante señalar que dichos criterios varian con la edad, estado emocional y el contexto familiar-escolar en que se desenvuelve el sujeto. Encontrando según el DSM- IV TR los siguientes tipos:
1. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad tipo combinado:
Desatención por al menos 6 meses e hiperactividad-impulsividad sobre 6
meses.
2. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con predominio de
déficit de atención: Desatención por 6 meses o más, pero menos de 6 meses
de síntomas de impulsividad.
3. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con predominio
hiperactivo-impulsivo. Síntomas de hiperactividad-impulsividad predominan
por lo menos durante 6 meses.
Además debemos considerar que frecuentemente el TDA, se asocia con otros trastornos del desarrollo, por ejemplo: de aprendizajes, de la conducta infantil, de ánimo, de ansiedad, y con riesgo de presentar alteraciones del desarrollo del lenguaje. Por ello, es necesario una evaluación y diagnóstico médico, realizado por un neurológo o neuropediatra que permitan descartar otras patologías. Junto a un trabajo multidisciplinario realizado por los docentes, médicos, educadores diferenciales y por supuesto con el apoyo de la familia.
Sin embargo, en nuestro rol actual en el sistema educacional y en una sociedad donde el conocimiento y la información es parte de nuestras vidas, es necesario revisar este trastorno desde las conceptualizaciones.
En una primera instancia, debemos realizar una mirada histórica. Así, el año 1966 Clement introdujó el término " disfunción cerebral mínima,
para hacer referencia a algunos desfases del desarrollo psicomotor con
alteraciones conductuales o fenómenos deficitarios en el rendimiento
académico de algunos alumnos particulares", donde se reconoció un componente orgánico. Desde esta etapa muchos profesionales han tratado definir el Déficit Atencional.
En la actualidad en el DSM IV- TR ( Manual estadístico y diagnóstico psiquiatrico ) y en la Clasificación de los Trastornos Mentales de la Organización Mundial de la Salud ( CIE-10) existen algunos criterios de diagnóstico para evaluar dicho trastorno. Sin especificar en cada uno de ellos, podemos observar ciertas caracteristícas:
Si consideramos sólo las características de los estudiantes con falta de
atención encontramos las siguientes:
-Frecuentemente falla en dar atención cercana a detalles o comete errores por
no fijarse en trabajos de la escuela o en otras actividades.
-Frecuentemente tiene dificultades en mantener la atención en trabajos o en
otras actividades.
-Frecuentemente parece no escuchar cuando se le habla.
-Frecuentemente no sigue las instrucciones o falla en terminar las cosas.
-Frecuentemente tiene dificultad en organizarse.
-Frecuentemente evita situaciones que implican mantener un nivel constante
de esfuerzo mental.
-Frecuentemente pierde cosas y se distrae con estímulos externos.
-Frecuentemente es olvidadizo de actividades diarias.
Mientras que cuando se asocia a hiperactividad e impulsividad podemos
encontrar además las siguientes características:
-Frecuentemente está inquieto con las manos o los pies o no puede quedarse
sentado por mucho tiempo.
-Frecuentemente se levanta de su lugar en clases.
-Frecuentemente está activo en situaciones en que es inapropiado.
-Frecuentemente tiene dificultad en hacer cosas en forma tranquila.
-Frecuentemente habla en forma excesiva.
-Frecuentemente responde antes de que la otra persona termine.
-Frecuentemente tiene dificultad en esperar su turno e interrumpe
conversaciones o las clases.
Es importante señalar que dichos criterios varian con la edad, estado emocional y el contexto familiar-escolar en que se desenvuelve el sujeto. Encontrando según el DSM- IV TR los siguientes tipos:
1. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad tipo combinado:
Desatención por al menos 6 meses e hiperactividad-impulsividad sobre 6
meses.
2. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con predominio de
déficit de atención: Desatención por 6 meses o más, pero menos de 6 meses
de síntomas de impulsividad.
3. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con predominio
hiperactivo-impulsivo. Síntomas de hiperactividad-impulsividad predominan
por lo menos durante 6 meses.
Además debemos considerar que frecuentemente el TDA, se asocia con otros trastornos del desarrollo, por ejemplo: de aprendizajes, de la conducta infantil, de ánimo, de ansiedad, y con riesgo de presentar alteraciones del desarrollo del lenguaje. Por ello, es necesario una evaluación y diagnóstico médico, realizado por un neurológo o neuropediatra que permitan descartar otras patologías. Junto a un trabajo multidisciplinario realizado por los docentes, médicos, educadores diferenciales y por supuesto con el apoyo de la familia.
Fuente: " Descripción y características generales del TDA", autor: Dr. Juan Contreras Vergara
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